Hacia 1930 llega a Batum, pequeña ciudad en el sur de la antigua URSS, el nuevo cónsul de Turquía, el joven Adil BeyHacia 1930 llega a Batum, pequeña ciudad en el sur de la antigua URSS, el nuevo cónsul de Turquia, el joven Adil Bey. En esa ciudad superpoblada, pobre y calurosa, la desidia, la desconfianza y la atonia de cualquier actividad van aislandolo cada vez mas y alimentando su temor a que le envenenen como probablemente hicieran con su antecesor. Frente a su casa viven los Kolin, en compañia de Sonia, una joven distante, de aspecto fragil, que es secretaria de Adil.Correcta y meticulosa en su trabajo, es la unica en participar en cierto modo del mundo claustrofobico en el que se ve confinado el consul, cautivo de una peligrosa soledad que, al parecer, va alterando lentamente su salud. Pese a la obsesiva vigilancia de los Kolin, el consul intenta atraerse a Sonia, cuya actitud le intriga y seduce a la vez. Atrapado en una maraña de sospechas, la situacion de Adil va haciendose insostenible hasta que Sonia y el se ven arrojados a un laberinto kafkiano de imprevisibles y temibles consecuencias.
"El general Johann August Suter, aun siendo un personaje real, es un héroe típico de novela, poderoso y aventurero, que inicia su andadura para progresar y lo consigue en California, en un lugar al que llamará Nueva Helvecia. La prosperidad no tarda en llegar. Se convierte en el hombre más rico de América. Pero la creciente fiebre del oro hace que sus asalariados le abandonen ante la perspectiva de enriquecerse pronto y trabajar sin estar a expensas de un amo; él pierde todas sus riquezas a pesar de que el filón que van a explotar sus obreros se encuentra en sus propias tierras. Pobre y viejo, intenta con todas sus fuerzas, inútilmente, que el Estado le reconozca sus derechos. Morirá con la falsa creencia de que ha vencido al salir del edificio de Justicia."
"Cuando era niño solía ir a menudo al Luxemburgo. Podría recapitular mi existencia hablando nada más que de este jardín y de las imágenes que despierta en mí. Inviernos de guerra . las mañanas cuando se me hacia tarde y corria hacia el liceo Montaigne. Instante fijo: el mismo y eterno anciano del traje gastado arroja pan a los pichones. Una joven elegante vigila de reojo a su hijo que se lava las manos en la tierra." "Todas las culturas han señalado la afinidad de los lugares por donde pasamos para ir a otra parte con los lugares donde nos reunimos para festejar o para hacer compras. El supermercado constituye una sintesis historica inedita entre mercado y encrucijada. De su lugar de emplazamiento dependen algunos de nuestros itinerarios; pasamos por el supermercado antes de ir a nuestros hogares. El carrito que empujamos simboliza la originalidad de esa nueva relacion con el mercado. No hay vendedores con quienes podriamos discutir. El ojo de las camaras de control nos esta vigilando. La organizacion de la entrada o de las salidas por las cajas registradoras ofrece la imagen de la dependencia social y economica del consumidor que contrasta con la nocion de "autoservicio". El supermercado es un lugar asediado por la presencia del Otro con mayuscula, aunque solo se crucen soledades." ¿Un etnologo puede observar sin riesgos las costumbres de su propia tribu? ¿Puede, lejos de sus tropicos, visitar nuestras sociedades discerniendo en ellas el juego sutil de los rituales cotidianos modernos, ya sea en las visitas al medico, en la lectura de la prensa, en el bombardeo de las imagenes y superlativos de la publicidad, en las formas de sociabilidad, identificacion y anonimato de las grandes urbes? Marc Auge pone aqui a prueba su experiencia de etnologo y de habitante urbano para descifrar la trama que las costumbres van tejiendo un dia cualquiera en Paris. Asi descubre como los lugares organizan los recuerdos, como se entrelazan las pr&aac
"Y de pronto nos vimos precipitados en el abrazo de la catarata, y un absimo se abrió en ella para recibirnos. pero surgió a nuestro paso una figura humana velada, cuyas proporciones eran mucho más grandes que las de cualquier habitante de la tierra. Y la piel de aquella figura tenia la perfecta blancura de la nieve."Asi concluia la extraña, la fascinante Narracion de Arthur Gordon Pym (1838) de Edgar Allan Poe... Jules Verne decide tomar la pluma y, partiendo de esta situacion fantasmagorica, recrea el tema siguiendo las pautas fijadas por Poe, pero añadiendo sus propias obsesiones y su peculiar modo de hacer avanzar la narracion. Escribe asi La esfinge de los hielos (publicada en 1897) proporcionando un final al enigma que en Poe quedaba suspendido en el horror fantastico y con el enfrentamiento entre lo blanco y lo negro metafisicos... El avance hacia los blancos del hielo del polo sur, la busqueda de la isla Tsalal, el paradero y destino de los naufragos de la Jane, el peculiar comportamiento del capitan Len Guy... esas son las coordenadas en las que el viaje, inavitablemente el viaje, por los mares antarticos, permitira prolongar lo indefinible y la fascinacion de la aventura que, para el lector, dejara Poe inconclusa en los hielos australes.