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4 opiniones de usuarios
Begoña
28/12/2022
Bolsillo
No hay palabras!
Jonatán
18/11/2015
Bolsillo
Imprescibdible para los amantes de la poesía. La edición bilingüe es perfecta para entender el verdadero significado de cada palabra.
Alejandro
11/08/2014
Bolsillo
Lorca, Cavafis, Blake o Machado tienen una noción de la poética que Whitman ni concebía ni, posiblemente, era capaz de igualar. Por eso su obra es una pila de "estrofas" kilométricas en las que el sentido del ritmo brilla por su ausencia. No perdonemos a Whitman por su intención renovadora a este respecto: él no inventó el verso libre ni mucho menos. Así, se trata de una especie de prosa redactada a trompicones, los temas tratados literalmente según le venían a la cabeza al autor. Intenta hallar en las descripciones profundas y en la exaltación estilística un remedo a lo anterior. «Canto a mí mismo» es pretencioso, una obsesión por la imagen, por parecer lo que no es. Se esconde, por ello, en términos bellos pero ambiguos. Está contento con todo, de tal manera que se libra de criticar juiciosamente nada. En la metáfora de Nietzsche hallamos profundidad coherente, en la de Whitman observamos demasiadas veces meras bombas de humo. Las enumeraciones descriptivas, tal y como apuntara Borges, destilan una frialdad que pueden dejar al lector bastante indiferente. Innova de manera esencial en los temas tratados y en la manera optimista de abordarlos, pero su uso del lenguaje dista bastante de ser original. Yo mismo no di crédito hasta bien avanzada la obra: «¿De verdad esto es la mejor poesía de la modernidad, una cumbre de la humanidad?» Después de una primera mitad de «Canto a mí mismo» insulsa y plasta, nos introducimos en ideas más concretas y pulidas. La perspectiva vital de Whitman se revela, finalmente, como un descubrimiento que pasó demasiado tiempo desapercibido. Un balcón se abre a tu vida y sientes el aire fresco y las hojas otoñales en el rostro. Es en ese punto cuando surge un respeto escéptico por el autor, pero se seguí pensando que su ambigüedad y sus brillos de hombre inseguro y pretencioso –por no citar la falta clara de maestría en el uso del lenguaje– me malograron una lectura que en otras manos podría haber sido todo un hito. El canto supremo a la naturaleza, la individualidad, la libertad, el optimismo vital (incluso respecto a la muerte), la defensa de los valores democráticos y de la igualdad, la paz tanto en los bosques como en plena urbanidad. Esos son los temas tratados en «Hojas de hierba», una excelente intuición malograda por su evasión de los conceptos concretos. Saludos.
Irma
22/05/2013
Bolsillo
Estremecedor