Antonio se inventa el poema motero en castellano, más allá del Blues castellano de Gamoneda o del paisaje machadiano sembrado de melancolía y asechanzas. Los poemas castellanos de Antonio Cordero incitan al movimiento, a la contemplación pero desde los alto de una moto, vienen a trasmitir el ritmo cierto del mundo. Aquí nada para, por mucho que lo parezca, y sólo en el vórtice del maelström de Poe encontramos la verdadera calma, la definitiva. ( ) En esta serie hay poemas duros, sin concesiones al ambage ni al bagaje aprendido, frases memorables como la naturaleza es sabia, pero puta. (Del Prólogo de Enrique Mercado.)