Estos versos de Esther Peñas constituyen un poema de mucha ambición y aliento, dividido en once partes y una especie de coda, en el que la enunciación de las cuales se atribuye a los dioses el papel central del poema, pero cuyo discurso poético es sobre el mundo y lo que el poeta ve y oye, razona, o siente, y, al final, el poeta y Dios resumen.
(Langa, 1930-Valladolid, 2020). Periodista y escritor, ha dejado una amplia obra: ensayos, narraciones, artículos, diarios y poemarios. Al margen de modas, su pensamiento se ha fraguado en apretada convivencia con su familia espiritual, escogida libremente en franca apertura hacia los otros. La escritura de Jiménez Lozano es memoria de esas historias que perviven y se renuevan en el cauce de nuestra lengua.