El calor y la noches es una radiografía de lo que todos somos y de lo que a las futuras generaciones se les viene encima. Intenta ser un antiácido contra el infierno de la felicidad obligatoria y de sus respectivos psicopedagogos publicitarios, reivindicando el amor sin esperanza de consuelo como la última dignidad que nos queda. Un amor sin esperanza de recompensa es amor, en su estricto sentido. Lo contrario (el pensamiento común) es un negocio o una letra bancaria.