En El estudiante de Salamanca, Espronceda construye un personaje, don Félix de Montemar, que, aunque tomado de la tradición popular y literaria sobre la figura del burlador de mujeres, se alza como uno de los mejores símbolos de la concepción romántica sobre la existencia humana. Desde la posición inicial de un donjuán bravucón y pendenciero, el narrador de esta historia nos lo p...