La extrema violencia iniciada en los 50, e intensificada a comienzos de los 80, provocó un éxodo sin precedentes
de miles de guatemaltecos —en su mayoría de origen maya— hacia territorio mexicano, donde
permanecieron refugiados durante más de diez años.
Los refugiados sufrieron la violencia militar incluso en territorio chiapaneco, dadas las continuas internadas
del Ejército guatemalteco.
El retorno pactado con el Gobierno guatemalteco en los acuerdos de octubre de 1992 logró cierta normalización
de este colectivo de población pero añadió otra serie de problemas al país, cuyo punto culminante
fue la masacre de Xamán en 1995.
Sólo tres observadores de derechos humanos extranjeros convivieron en Xamán antes y después de esa
matanza. Gonzalo Sichar es uno de ellos. Y el único de ellos que investigó para su tesis doctoral suceso tan
trágico. Ahora se cumplen 30 años.