El libro toma el título de uno de los relatos que componen en esta selección. En Crane lo visionario y lo práctico se combinan en un perfecto dominio de la técnica, como veremos en estos relatos que van desde sus primeros experimentos naturalistas sobre el lujo y la miseria de la ciudad de Nueva York hasta la fábula sobre el repudio de un monstruo en una pequeña ciudad provinciana. Como dijo Joseph Conrad: «Stephen Crane posee los ojos de un ser que no sólo ve visiones, sino que es capaz de cavilar sobre ellas con algún fin». Esta feliz combinación de conciencia útil y talante define perfectamente el espíritu de los relatos unidos en esta colección. Encuadernación: Rústica.
Ficha técnica
Traductor: Aurelio Martinez Benito
Editorial: Alba Editorial
ISBN: 9788488730299
Idioma: Castellano
Número de páginas: 240
Tiempo de lectura:
5h 40m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 30/09/1997
Año de edición: 1997
Plaza de edición: Barcelona
Número: 16
Alto: 21.0 cm
Ancho: 14.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Stephen Crane
Stephen Crane (Newark, Estados Unidos, 1871 – Badenweiler, Alemania, 1900) publicó su primera novela, Maggie, una chica de la calle, en 1893. Tuvo que autoeditarla y firmarla con un seudónimo porque el tema, los avatares de una joven de baja extracción social que recurre a la prostitución, resultaba demasiado indecoroso para la época. Con tan sólo veintidós años escribió La roja insignia del valor (1895) y la respuesta inmediata de los lectores le granjeó una fama enorme. Más tarde, cubrió la guerra greco-turca como corresponsal en Grecia, y viajó a Cuba para desempeñar la misma labor de periodista de guerra. Pero el barco que había de llevarlo a la isla naufragó y, para salvarse, Crane hubo de remar en un bote hasta la orilla más cercana. De esta experiencia surgió uno de los relatos más importantes que escribió, «El bote abierto». En 1898 el escritor zarpó de nuevo hacia Cuba. Pudo llegar a su destino y allí se ocupó de cubrir el conflicto entre España y los Estados Unidos. Stephen Crane pasó los últimos meses de su vida tratando de combatir todas las deudas que había contraído y murió de tuberculosis en el año 1900.