El dragón del mar de caramelo: la ofrenda de un rey al dragón hace que en Plurimiregia esté vacante siempre este puesto hasta que Billy acepta el trabajo. El dragón y la mantícora: aunque es rey, a Leonardo la lectura de un libro prohibido le traerá más de un susto. El dragón domesticado: domesticar un dragón no es suficiente, hay que ser astuto con un alcalde avaricioso. El dragón de fuego: si hay un dragón de por medio, hasta un porquero puede casarse con una princesa. El dragón morado: que en Rotundia las cosas sean al revés se debe a un giro de rotación invertido; sólo la hazaña para rescatar a la princesa del dragón trastocó el orden anterior. El dragón de hielo: no le conviene a un dragón del Polo Norte acercarse a una hoguera. La isla de los nueve remolinos: la astucia y el cálculo pueden romper un encantamiento. Edmundo y el basilisco: no hay manera de que los mayores crean a los pequeños, aunque éstos hayan salvado a toda una ciudad de un dragón. La invasión de dragones: sólo con el cambio climatológico se puede acabar con una plaga de dragones. El último dragón: nos hemos empeñado en que los dragones son terribles, cuando en realidad lo único que necesitan es un poco de cariño.
Ficha técnica
Traductor: Marisol Dorao
Editorial: Anaya
ISBN: 9788420743097
Idioma: Castellano
Número de páginas: 224
Tiempo de lectura:
5h 17m
Encuadernación: Encuadernación en tela
Año de edición: 1991
Plaza de edición: Madrid
Colección:
Tus Libros
Tus Libros
Número: 112
Alto: 19.0 cm
Ancho: 13.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por E. Nesbit
Nacida en el seno de una familia victoriana de clase media alta, Edith Nesbit quedó muy pronto huérfana de padre. En 1880, se casó con Hubert Bland, con el que tuvo cinco hijos. La enfermedad de este y la estafa de un socio llevaron al matrimonio Bland a una situación económica desesperada, lo cual determinó a la autora a escribir para sacar a la familia adelante. Escribió historias de terror, obras de teatro, reseñas, etc. Fue miembro fundador de la sociedad Fabiana (movimiento socialista británico). Tras la muerte de su marido, pasó un año en blanco y grandes dificultades económicas. En 1917, vuelve a contraer matrimonio y retoma la escritura. Es conocida fundamentalmente por sus obras para niños, con un estilo innovador que inspiró a autores como C. S. Lewis o J. K. Rowling.