"El siglo XX está lleno de guerras y revoluciones que, de distintas formas, prometen conseguir la paz perpetua, es decir, está lleno de violencias que afirman querer erradicar de una vez por todas el azote de la violencia"."¿Lo que debemos cuestionarnos es, pues, un determinado sistema político-social? Aquí topamos de nuevo con una problemática que ha sido el centro de la reflexión y la lucha política de la edad contemporánea y que sigue siendo ineludible, aunque es necesario afrontarla en terminos radicalmente nuevos para dejar atrás su concepción utópica. Con todo, sigue en pie una cuestión: hasta que no se arranquen de cuajo las raíces de la política de "conquista", "usurpación" y dominio, una institución como la ONU podrá contener y limitar el azote de la guerra, pero no se harán realidad las confiadas esperanzas de Tolstói y de otros grandes interpretes de la no violencia, quienes creían que el fenómeno de la guerra y del duelo entre Estados abandonaría la escena de la historia, del mismo modo en que lo había hecho el fenómeno del duelo entre individuos" (Domenico Losurdo).á
Ficha técnica
Traductor: Helena Aguilà
Editorial: Ediciones Península
ISBN: 9788499420998
Idioma: Castellano
Número de páginas: 352
Tiempo de lectura:
8h 23m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 15/09/2011
Año de edición: 2011
Plaza de edición: Es
Colección:
Atalaya
Atalaya
Número: 434
Peso: 514.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Domenico Losurdo
Prolijo autor, polemista inmisericorde, punzante escritor, Domenico Losurdo (Sannicandro di Bari, 1941) ha sabido poner en claro y sobre el papel las ambivalencias, zonas de sombra y claroscuros de la filosofía clásica alemana. Buena muestra de ello son libros como Autocensura y compromiso en el pensamiento político de Kant (de próxima aparición en Escolar y Mayo Editores), La comunidad, la muerte, Occidente: Heidegger y la “ideología de la guerra” (Losada, 2003) o Nietzsche. El rebelde aristocrático (Bollati Boringhieri, 2004), en los que Losurdo conjuga el rigor documental y la lucidez interpretativa que le han dado fama internacional –no en vano sus obras han sido traducidas a las principales lenguas europeas– con un insobornable espíritu crítico que desvela los flancos ideológicos, aún por hollar, de los grandes clásicos de la filosofía política. Este mismo espíritu crítico adquiere todavía mayor intensidad, sin menoscabo alguno de la solidez argumentativa que recorre toda su obra, en los ensayos donde Losurdo trata de desenmascarar las fallas e inconsecuencias, los déficit de justificación, de una ideología imperiosa y dominante que no se encuentra en disposición –como es el caso de toda ideología– de revertir sobre sí misma los criterios de enjuiciamiento, legitimidad y ejemplaridad que aplica por doquier. Así, Losurdo ha puesto al descubierto la otra cara del liberalismo clásico, no tan individualista y humanitarista como quisieran sus mentores (Contrahistoria del liberalismo, El Viejo Topo, 2007), o ha desvelado las fa