Referencia obligada en todas las interpretaciones contemporáneas del fenómeno religioso y calificada de «piedra miliar del pensamiento occidental» (C. Fabro), esta obra pone de manifiesto la sorprendente permanencia moderna de Feuerbach. En esta obra, el que ha sido considerado el iniciador del ateísmo moderno, describe y desvela la dimensión humana de la religión e insiste en las formas antropológicas de ésta.