Se comprende la originalidad de la obra de Francastel cuando él mismo, en las primeras páginas, advierte al lector de que no hallará en este libro ni sociología, ni historia, ni historia del arte en el sentido ordinario de la palabra. Su trabajo va más allá. Si no abre el camino a una nueva disciplina, al menos propone una forma nueva de ver el arte: como el reino de las satisfacciones fáciles e imaginarias, como el lujo de las sociedades avanzadas.