Durante la Segunda Guerra Mundial
Alemania se puso a la cabeza en la
investigación y desarrollo de una nueva
arma con un enorme potencial, el misil.
Como en tantos aspectos se desperdició
tiempo y esfuerzo en numerosos
proyectos que no pasaron del tablero
de diseño o se convirtieron en costosos
fracasos.
Pero tuvieron éxito en dos armas que
se convertirían en precursoras de sistemas
plenamente vigentes en la actualidad.
La primera fue la Fi-103, o V-1, un
misil de crucero primitivo, simple y
barato.
El segundo fue el misil balístico A4 o
V-2, desarrollado el genio de Werner
von Braun. Realmente su intención era
desarrollar un cohete con el que
conquistar el espacio, pero tuvo que
plegarse a los intereses militares para
poder desarrollar su ingenio. El A4
abriría el camino no solo a los misiles
intercontinentales sino a la exploración
espacial.