El término “arte francés” evoca en el conocedor de arte inmediatamente las imágenes de pinturas del XIX, sobre todo las de los impresionistas, que se asocian con los inicios del arte moderno y se cuentas hoy en día entre los incunables de la pintura occidental. Tal vez sepa el conocedor también de sus predecesores, los pintores de la escuela de Barbizon, en especial Jean-Baptiste Camille Corot con sus paisajes ensoñadores, bocetados in situ pero terminados en el taller, o el audaz romántico Eugène Delacroix cuya libertad descalza se considera hoy en día uno de los símbolos del arte francés.