La fotografía no es un tiempo muerto, sino el continente de una historia que se dispara justo en el momento en que el fotógrafo la presenta.
Una fotografía únicamente contiene el punto medio que avisa de un pasado y nos conmina a un futuro; en este sentido, semeja un fotograma, un espacio donde se cita la especulación con base en la relación que mantienen el antes y el después.
De ahí el empeño de Adsuara por llamar microfilms a sus productos fotográficos, los cuales carecen de narrativa, pero forman parte de un relato que será inevitablemente críptico en la medida en que sólo sabremos de él su punto medio. Por ello, los fotogramas serán microfilms en tanto tomemos el todo por la parte. No es la luz de la naturaleza la que genera una imagen, sino la penumbra de la cultura la que genera un relato.