Este es un libro peligroso porque quien lo lea admirará la arquitectura. Tanto, que seguramente querrá ser arquitecto. Esto solo lo podría transmitir alguien que no pueda ocultar que, para él, es la profesión más bonita del mundo. Así, el autor describe cómo se construye esa personalidad tan característica de los arquitectos que, más allá de las estructuras y los proyectos, se nutre de arte, literatura, música y hasta la cocina.
Ficha técnica
Editorial: Los Libros de la Catarata
ISBN: 9788490970621
Idioma: Castellano
Número de páginas: 112
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 28/09/2015
Año de edición: 2015
Plaza de edición: España
Alto: 2.1 cm
Ancho: 1.3 cm
Grueso: 0.1 cm
Peso: 200.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Alberto Campo Baeza
Nació en Valladolid y vio la luz en Cádiz. Sus obras van desde casas pequeñas como la Casa Turégano, la Casa Gaspar o la Casa de Blas, hasta obras grandes como Caja Granada o el Consejo Consultivo de Zamora. Su trabajo ha sido expuesto en lugares como el Crown Hall de Chicago, la Basílica de Palladio, el Tempietto di S. Pietro in Montorio, el MAXXI en Roma o la American Academy of Arts and Letters en Nueva York. Es catedrático de Proyectos en Madrid desde 1986 y ha sido profesor en la Escuela Politécnica Federal de Zurich (ETH, en alemán), la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL, en francés), Penn University en Filadelfia, en la Universidad Católica de América de Washington (CUA, en inglés) y en muchas otras universidades del mundo. En 2014 ingresó como académico de número en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de España. Ha recibido la Tessenow Gold Medal, el Arnold W. Brunner Memorial Prize, el International Award Architecture in Stone y el Fellowship del RIBA de Londres en 2014. Ha publicado diferentes textos sobre arquitectura como: La idea construida, Barragán, Pensar con las manos, Principia Architectonia, Poetica Architectonica y Buscar denodadamente la belleza. En su biblioteca hay más libros de poesía que de arquitectura. No tiene coche ni televisión ni móvil ni reloj. Y es feliz.