La imagen fotográfica ocupa un lugar muy destacado en la reflexión de Walter Benjamin tras su etapa juvenil, apareciendo en los textos más heterogéneos y relacionada con los temas más diversos. El presente volumen reúne las páginas a ella dedicadas por el filósofo alemán, algunas de las cuales son poco conocidas, ya que se encuentran dispersas en reseñas y crónicas periodísticas, mientras que otras se hallan incorporadas a ensayos literarios o bien a escritos de carácter autobiográfico (sin contar con las anotaciones y citas al respecto incluidas en su magno proyecto sobre el París decimonónico). Benjamin piensa la fotografía históricamente. En su condición de casi testigo reconstruye sus comienzos con amena y poética erudición desde la proximidad de una infancia todavía decimonónica; analiza su desarrollo en relación con las vanguardias y, por último, la convierte en ejemplo privilegiado de esas imágenes técnicamente reproducibles que, al subvertir las condiciones de la recepción del arte, favorecieron su difusión masiva con consecuencias no menos revolucionarias.
Ficha técnica
Traductor: José Muñoz Millanes
Editorial: Editorial Pre-textos
ISBN: 9788481916379
Idioma: Castellano
Número de páginas: 152
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 05/10/2004
Año de edición: 2004
Plaza de edición: España
Colección:
Ensayo
Ensayo
Número: 705
Alto: 13.0 cm
Ancho: 19.0 cm
Peso: 217.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Walter Benjamin
Walter Benjamin (Berlín, 1892 - Portbou, 1940) es uno de los pensadores alemanes más originales e influyentes del siglo XX. Se dedicó con el mismo rigor al análisis literario y estético y la teoría filosófica, enriqueciendo todos los campos con conceptos provenientes de la sociología, el materialismo histórico y el misticismo judío. Vinculado a la Escuela de Frankfurt, aunque excluido de la nómina debido al esoterismo —la transversalidad— de su aplicación de la crítica marxista, la existencia de Benjamin transcurrió en los márgenes. El establecimiento del Tercer Reich le obligó a exiliarse en Francia y, de ahí, intentar pasar a España. La persecución nazi creó para él, según escribe en su nota de suicidio, «una situación sin salida»… El 26 de septiembre de 1940 ingirió una dosis mortal de morfina.