Este audiolibro, prologado por Sami Naïr, se compone de 4 CDs (30 reportajes)en los que se escucha de forma extensa a los propios inmigrantes, auténticos protagonistas de este trabajo. Además de la transcripción completa de los reportajes el libreto del audiolibro incluye cuatro textos de expertos internacionales del fenómeno de la inmigración: Javier de Lucas (Valencia), Mireia Estrada (Barcelona), Amadu Ndoye (Dakar-Senegal) y Jean Pierre Cassarino (Florencia-Italia) que ayudan a comprender el fenómeno enmarcado en sus causas y circunstancias concretas. Asimismo incluye una amplia introducción para conocer África, el origen de la emigración que nos está llegando. El apoyo visual a los reportajes lo aportan 24 fotografías en color del fotógrafo Juan Medina, ganador del premio World Press Photo por su cobertura de la inmigración en Fuerteventura. El entorno del emigrante, los factores que influyen en su partida, los medios, las dificultades, las políticas anti-inmigratorias occidentales. Y por último, varias historias narradas por sus protagonistas, para ponerle rostro a los que se convierten en tumbas anónimas o en frías estadísticas para los medios de comunicación. Mi nombre es Nadie tiene un fuerte contenido didáctico, puede utilizarse en las escuelas para que los estudiantes escuchen a los inmigrantes. También permitirá a las radios locales, con menos medios económicos para desplazarse, acercarse a uno de los fenómenos más preocupantes de este comienzo de siglo, pero sobre todo está dirigido a todo aquél que se pregunte por qué hay personas dispuestas a sufrir tanto, a morir en el intento, para alcanzar una vida digna.
España y Marruecos. Relaciones bilaterales necesarias e impuestas. “Condenados a entenderse”. Separados por 14 insignificantes kilómetros en los que cada día perecen marroquíes y subsaharianos, por un Estrecho feroz, sin contemplaciones, sin diplomacia. Los tertulianos radiofónicos españoles ejercen la libertad de expresión que existe en España para desacreditar a sus vecinos del sur, y algunos para insultar su estructura monárquica y a sus dirigentes. A Marruecos llegan esas ondas hertzianas que maceran el odio al “colonialista”, al que no ha abandonado la “arrogancia franquista”. No nos comprendemos aunque creamos que debemos hacerlo. La falta de franqueza de los dirigentes de ambos lados, el escaso respeto mutuo y la incapacidad de ponerse en el lugar del otro, nos invaden.