Una delicia para los pequeños de la casa, el nuevo producto de la desbordante imaginación de Lewis Trondheim tiene tanto de cómic como de juego. Un extraterrestre aterriza con su nave en plena época del Jurásico y atravesará varios peligrosos laberintos que pueden suponerle catastróficas consecuencias... o llevarlo a a recorrer la historia de la humanidad. Una fiesta estética y cultural para las neuronas.
Trondheim y Parme, la misma pareja creativa de la brillante Venezia, proponen este '¡Vaya cara tiene Adalberto!', primer tomo de la saga 'El rey catástrofe', rstá protagonizado por un niño que, con apenas una decada a sus espaldas y levantar poco mas de un palmo del suelo, dirige su reino de Porto Cristo (al menos, lo intenta), con una rara arrogancia: y es que Adalberto se aburre soberanamente sobre su trono. Asi que para matar el tiempo da rienda suelta a sus caprichos, tan inutiles como rocambolescos.
Astrid Bromuro proviene de una buena familia que vive en la cima de un rascacielos de una gran ciudad. Además de sus padres, muy ocupados, vive con un mayordomo, un ama de llaves, un perro llamado Fitzgerald y un gato de nombre Gatsby. Es una chica con mucha imaginacion, una mente muy activa y enormes dosis de aburrimiento.Astrid esta convencida de que el Ratoncito Perez no existe. Y como esta a punto de perder un diente de leche al principio de esta aventura, se propone demostrarlo tendiendole una trampa. ¡Obviamente, nada saldra como estaba planeado!
Astrid Bromuro proviene de una buena familia que vive en la cima de un rascacielos de una gran ciudad. Además de sus padres, vive con un mayordomo, un ama de llaves, un perro llamado Fitzgerald y un gato de nombre Gatsby. Es una chica con mucha imaginación, una mente muy activa y enormes dosis de aburrimiento. La institutriz ha dimitido y Astrid convence a sus padres para que la inscriban en la mansión de Canterville, un colegio para señoritas. Allí compartirá clase y habitación con dos gemelas muy traviesas y una multitud de fantasmas a los que Astrid quiere atomizar. ¿Conseguirá deshacerse de estos transparentes compañeros?
Astrid Bromuro quiere nuevos compañeros de juegos y cuando escucha en la radio la historia de los niños salvajes de Gabokonga, no se lo piensa dos veces y convence a su madre para ir allí de vacaciones. Aunque claro esta, su objetivo no es recolectar diferentes tipos de plantas para el jardin de invierno de la familia sino... ¡conseguir un nuevo hermanito!
"El Moustique Hotel ha sido vendido a un nuevo grupo empresarial que quiere reorganizarlo por completo y nuestro amigo Spirou es destinado como botones a un trasatlántico de lujo.
A bordo,