'Quien a mi rey no obedeciera de mi se guardara' es el lema que figura en la boca del cañón que Fernando el Católico encargó al maestro Bartolomé y refleja cómo la consolidación del poder real en Castilla y Aragón fue fruto de una revolución militar que tuvo a la artillería como protagonista.La exposición pretende mostrar la evolución tecnológica que se produjo entre 1469 y 1517 Y cómo el arte de la guerra dejó de ser una cuestión de valores nobiliarios y relucientes armaduras para convertirse en una ciencia con una sofisticada tecnología soportada por unos presupuestos inalcanzables para la nobleza, y que sólo el nuevo estado moderno podía asumir.Medina del Campo, como primer parque y fundición de la artillería del reino, y el Castillo de la Mota, como primer gran castillo preparado para la defensa con y contra la artillería, son el escenario lógico de esta muestra.