Fueron necesarias terribles catástrofes ecológicas para que Occidente recordara que la tierra está con vida y qeu tiene propia conciencia. Incluso un materialista occidental se verá obligado a reconocer que las piedras, las plantas, los animales y el hombre forman parte de la naturaleza de este mundo, que constituyen una unidad imposible de rompe. Pero nosotros, arraigados en Occidente y sus tradiciones, tenemos grandes dificultades para entender la idea oriental de que tambien las piedras poseen una conciencia.