La planificación de la intervención social.La investigación social.El proyecto de la intervención social.La promoción y difusión del proyecto de intervención social.La evaluación del proyecto de intervención social.La perspectiva de género en intervención social.La gestión de calidad en los proyectos de intervención social.La planificación de la intervención social.La investigación social.El proyecto de la intervención social.La promoción y difusión del proyecto de intervención social.La evaluación del proyecto de intervención social.La perspectiva de género en intervención social.La gestión de calidad en los proyectos de intervención social.
De una manera sencilla y muy visual este libro nos revela y nos acerca a la esencia de lo que somos. Y nos enseña a vencer nuestros miedos y las creencias que nos limitan. Es un viaje hacia nuestro interior, dando un rayo de luz a todo aquello que nos duele y frena en nuestro andar en el dia a dia de la vida.
Dos madres que no han escolarizado a sus hijos cuentan sus experiencias. Es un relato muy personal y honesto que cuenta cómo empezaron a abrirse a esta posibilidad, cómo lo han hecho en la práctica del día a día, las dificultades y las alegrías, lo que han aprendido gracias a esto sobre el aprendizaje de los niños y también sobre cómo nosotros los adultos seguimos aprendiendo toda la vida. Ahora, cuando sus hijos son adultos, reflexionan sobre el proceso y el resultado.El libro cuestiona la fe absoluta que nuestra sociedad tiene en la institución escolar. "Hay que comer y beber para poder vivir, y hay que ir a la escuela para aprender".Esperamos que este libro pueda servir de inspiración a los padres y madres que están interesados en no escolarizar a sus hijos, pero también que sea de interés para la educación en general: padres y madres, maestros, pedagogos, psicólogos, políticos etc. Hay crisis en la escuela, nadie puede negarlo, con mucho fracaso escolar, mucho malestar, vandalismo, desánimo en general. En este libro mostramos que es posible para los niños y niñas crecer sin ir a la escuela sin tener apenas instrucciones de tipo escolar, y más tarde incorporarse en formaciones o trabajos que les interesen. Si esto es posible, ¿por qué entonces sacar a tantos peques de la cama temprano llorando, forzarles a estar sentados, quietos y en silencio, obligarlos a pasar horas con deberes, a sentirse fracasados por las malas notas, etc.? ¿Por qué tanto sufrimiento cuando no es necesario nada de esto? ¿No podríamos crear otros ambientes y otras posibilidades para los niños, más en armonía con su naturaleza y para su bienestar? ¿Podrían los maestros tener trabajos más relajados y satisfactorios enseñando solamente a aquellos que quieren aprender, niños y adultos juntos?