El lector se encuentra ante una obra ejemplar. En principio, se trata de una exposición razonada y apasionante de los grandes momentos del toreo moderno: la creación del pase templado y autoritario por Belmonte, la ligazon de los pases, obra del gran Chicuelo, y la vision estrategica de la faena de Domingo Ortega. Los tres elaboraron un canon que, mas o menos, ha presidido la Fiesta, a veces incurriendo en la simplificacion y la monotonia, hasta la epoca de Manolete, con la excepcion heterodoxa, vibrante y decididamente atletica del mexicano Carlos Arruza. Pero este libro va mas alla: reflexiona sobre la produccion del toro moderno, desde la epoca de Guerrita, y debate de forma imaginaria, con elegancia y conocimiento, con Gregorio Corrochano sobre las respectivas visiones del toreo, y en concreto del pase natural. Obra llamada a hacer las delicias del aficionado de siempre, a orientar y estimular a quien se inicia en el arte, y a mostrar al antitaurino las raices de la aficion, Los arquitectos del toreo moderno no puede faltar en ninguna biblioteca. Y menos en la del amante de los toros.
A fuerza de lidiar durante años con el tema de la historia del toreo, pieza por pieza, me di cuenta de que casi todos los intentos de concatenarlas resultaban en el fondo repeticiones de los mismos lugares comunes, historias muertas. De esa conviccion nacio este libro. Con estas palabras, el autor avalaba en 1989 la publicacion por Espasa de El hilo del toreo , palabras plenamente vigentes que justifican su reedicion en estos dias de auge de la fiesta. Reedicion que tiene el valor añadido de incorporar una obra anterior de Jose Alameda , Los heterodoxos del toreo , y un excelente prologo del periodista y escritor Paco Aguado . Ambas hilvanan el hilo de la historia del toreo en sentido estricto, desde su nacimiento alla por la Edad Media hasta nuestros dias, y en sentido amplio, demorandose en toreros y suertes que tejieron un arte que pervive en Francia, España y allende los mares. Nadie como el autor, a caballo entre los dos mundos, para contar el Toreo con mayuscula, con una pica en Mexico y otra en los ruedos españoles desde los que ejercio su tarea de periodista de raza, capaz de escribir largo y tendido conservando su brillantez y eficacia.