Nace el 10 de diciembre de 1891 en Berlín, de una familia judía asimilada. En 1929 publica sus primeros poemas, de inspiración romántica. En 1940 consigue en el último momento huir a Suecia con su madre, estableciéndose en Estocolmo. Siempre llevando una existencia muy precaria, desarrollará en el exilio su labor poética de madurez, un lamento y una acusación que brotan del padecimiento del pueblo judío. Sólo a finales de los años cincuenta, tras un pertinaz aislamiento, empieza a ser publicada y leída en los países de lengua alemana. Vendrá después el reconocimiento, entre otros, el premio Droste de Meersburg (1960), el premio de la Paz de los Libreros y Editores alemanes (1965) y el premio Nobel (1966). Muere el 12 de mayo de 1970 en Estocolmo.
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Como una que ordeña en el crepúsculo tiran las yemas de tus dedos de las fuentes ocultas de la luz hasta que traspasada por el martirio de la tarde entregas para la vigilia nocturna tus ojos a la luna. Bailarina puérpera que gira en círculos tú sola en el oculto cordón umbilical en tu cuerpo llevas joyas gemelas legadas a dios muerte y nacimiento. Nelly Sachs
oncebut des del 1943 i publicat el 1947, aquest llibre constitueix una de les crides més impressionants i pertorbadores que s’han escrit mai perquè els estralls de la Xoà no siguin oblidats. Sachs hi
Toda la obra poética de Nelly Sachs es un «viaje a donde el polvo no existe», un «viaje a la transparencia». Pero el viaje comienza en las «moradas de la muerte», en los campos de exterminio, donde los epitafios de las víctimas están «escritos en el aire», como el humo en el que se han trasmutado sus cuerpos. La lírica de Nelly Sachs proviene del desafío de expresar el horror con los medios del lenguaje literario. Un lenguaje que, en su poesía, tiene sus raíces en los libros de los Profetas, en los Salmos, la Torá y las leyendas del jasidismo. En un proceso paralelo al de la obra de su querido y admirado amigo Paul Celan, con quien mantuvo una imprescindible correspondencia, Nelly Sachs entrega en sus poemas una lengua nueva que, como la palabra sagrada y como toda poesía verdadera, no se impone sino que se expone a los sentidos, a la inteligencia y la emoción, a nuestra dicción y a nuestro silencio, como un permanente desafío. Hans Magnus Enzensberger escribió sobre su poesía: «Sus poemas son duros, pero cristalinos. No se disuelven en las lavazas de las interpretaciones. No son para leer de manera fácil y de inmediato. Aquí tenemos delante enigmas, que no se agotan en su desciframiento, sino que conservan un resto — y ese resto es lo que importa».
La correspondencia entre Nelly Sachs y Paul Celan se extiende a lo largo de casi dieciseis años, desde la primavera del 54 hasta finales de 1969. Poetas y exiliados, ambos se vieron obligados a vivir y escribir fuera del ámbito cultural y geográfico de la lengua alemana. Los dos llevaron existencias atormentadas y experimentaron la suerte de su salvación como una culpa. Sus cartas, acompañadas en ocasiones de las primeras versiones de algunos de sus poemas, albergan la amistad de estos dos seres humanos hermanados por la experiencia del sufrimientoy permiten acceder a su actividad creadora. Una correspondencia publicada aquí por primera vez íntegramente, en una edición comentada y anotada.