Libros de Regiones de España, página 13 de 42

En esta edición, puesta al día, han desaparecido unos 40 restaurantes y añadido otros tantos

Si la curiosidad de encontrar un libro de cocina escrito en verso le ha empujado a zambullirse en estas líneas, seguro que la travesía no le decepcionará ni desde el punto de vista culinario ni desde el literario. Este libro es como la ensalada malagueña de naranjas y bacalao: atrevido en la forma y sabio en la esencia.En esta obra, con excelentes ilustraciones de Paco Marin, podran encontrar sonetos para todos los gustos: de caracoles y afrecho, de paisajes, texturas, salpimientas y perejiles; los hay colmados de blancura donde flotan las moscateles, sonetos azules de pejerrape, jureles y olas marinas; de flores de arena, con estrambotes, cachorreñas, Quijote y pilpil, sonetos del amargor sublime del esparrago o de asadura en el perol de la abuela. Los hay para el sol y la nieve, de primaveras, lluvias y otoños de melancolia. De la montaña y la mar, para asar, cocer o freir, sonetos de reir y llorar, para dar y bendecir. Pues, que ustedes con un buen vino de las Sierras de Malaga se lo lean, o se lo coman.

Desde el momento en que Europa conoció que el cuerpo del bienaventurado apóstol Santiago fue trasladado entero a España en territorio de Galicia muchos fueron los peregrinos que pateando los caminos que conducian a Compostela se restauraban en los cientos de hospitales que iban surgiendo a su vera, rindiendo honores a una buena mesa y disfrutando de mejor pitanza. Siglos despues, Maria del Carmen Zarzalejos ha hecho el Camino para recoger de boca de profesionaes y amantes de la cocina mas de doscientas recetas que, una vez transcritas, clasificadas y complementadas, son presentadas a todos aquellos que piensan que aquella cocina que durante siglos dio de comer a peregrinos de toda Europa existe y esta viva. Ademas de un completisimo recetario, La cocina del Camino de Santiago ofrece una excelente panoramica de las peculiaridades gastronomicas de las comarcas que, desde Somport y Roncesvalles hasta el Monte del Gozo, va atravesando el Camino, y proporciona al ajetreado peregrino una relacion de los monumentos que debe visitar y una serie de los locales donde reparar sus fuerzas en la confianza de no ser victima, en palabras del cronista medieval, de aquellos desalmados que se confabulaban para esquilmar al peregrino.