Este libro no es solamente la historia de Marcela Acuña, "La Tigresa", ni su biografía. Es la historia de una lucha por reivindicarse, y reivindicar derechos que parecían negados por mandato divino. Pero mas que nada, refleja la lucha de una mujer contra prejuicios sociales, y no solo eso, sino deportivos, culturales, politicos y hasta cientificos. Una revolucion de la conciencia y de la cultura, que creia que una mujer, simplemente por el hecho de serlo, no podia boxear, practicar un deporte de combate, ni guantear contra un hombre, o en el mismo gimnasio que estos. Fue discriminada, perjudicada, ninguneada y defraudada, pese a lo cual siguio adelante y demostro lo que es la conviccion cuando se quiere hacer realmente algo, cuando se ama una vocacion. Al irrumpir la Tigresa, no existia el boxeo femenino en nuestro pais. No estaba reglamentado. Por lo tanto, ella no es simplemente una referente de dicho deporte, ni la precursora: es "la creadora". Y en ese rubro supera a cualquier otro deportista de la historia del pais, porque no hay ningun otro que pueda arrogarse ese merito. La ciencia, con su prepotencia, salio en su momento a fundamentar los motivos medicos y de otras indoles, por los cuales la mujer no podia pelear, argumentos que se desvanecieron poco tiempo despues frente al contraste con la realidad, demostrando lo poco evolucionada que esta en muchos aspectos, y los prejuicios ancestrales que aun arrastra. El libro refleja y documenta fotograficamente cada momento de su vida con notas periodisticas, recortes de diarios y/o revistas de la epoca, que son el testimonio vivo de todas sus peripecias y situaciones adversas que debio soportar, como tambien sus logros y exitos, en un compendio de mas de 160 ilustraciones. Pero mas alla de su lucha social y cultural en cuanto a lo deportivo, debio asumir otra en la faz sentimental por su relacion anti convencional con Ramon Chaparro, su esposo, a quien conocio a los 7 años por haber sido su profesor en el full contact y con quien formo pareja a los 14 y tuvo dos hijos (Maxi y Josue), a los 16 y 17 años. Ramon, ademas de haber sido su profe y ser luego su DT en el boxeo, le llevaba 23 años, algo mal visto y no aceptado en la sociedad de aquel entonces, especialmente en una provincia tan conservadora como Formosa. Fueron denunciados policialmente, perseguidos, fugitivos y acusados de rapto. Lucharon incluso con sus propios familiares hasta la enemistad y la ruptura de vinculos. Tampoco en el boxeo apostaban por esta relacion quienes observaban diferencias de edad y de estetica, pensando que Marcela prontamente -o ante los primeros exitos-, se iria con un boxeador, promotor, artista, empresario, o cualquier hombre que resultara mas seductor, pero esa pelea estaba ganada por nocaut desde hacia mucho tiempo, sin que nadie lo supiera.
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