Una visión idealizada de la modernidad, generada por la ilustración europea, impulsó a España a tratar de compartir esas inquietudes y transformar un proceso social y cultural que consideraba decadente. La necesidad de mantener un extenso imperio para que la monarquía borbónica sostuviera sus privilegios llevó a pactos de familia, guerras desastrosas y a la consolidación de un despotismo que pretendía ser tambien ilustrado. Las historias que en America hemos asumido, han sido siempre una especie de proyección de este proceso mítico de los ilustrados y sus desvelos modernizadores. Sin embargo, una lectura dese la America hispana en el campo de la arquitectura y las artes, nos lleva a constatar las falacias que han predominado en la historiografía. La creación de las academias fue más una herramienta del despotismo que de la ilustración y desarticuló los sistemas productivos de los americanos so pretexto de combatir al barroco e imponer al neoclasicismo, hijo dilecto de la razón. Clausuró los gremios y las cofradías, impuso exigencias que no podía concretar y pretendió transferir las realidades europeas que fracasaron notoriamente en el campo esencial de la economía hispana: la minería. La Academia de Bellas Artes, que debía validar desde Madrid los proyectos arquitectónicos am