Se dice que Shakespeare escribió Troilo y Crésida en un momento en que la sátira estaba de moda en el teatro isabelino y, por tanto, en un intento de mostrar que era tan capaz de escribir en esta vena como sus contemporáneos. Sin embargo, esta obra no encaja en las categorías genéricas tradicionales, no permite determinar fácilmente la intención del autor e incluso se presta a interpretaciones éticas enfrentadas. La historia de amor de Troilo y Crésida es un añadido medieval a la historia del sitio de Troya que Homero contó en su Ilíada. Shakespeare combina dos arquetipos literarios, la caída de Troya y la infidelidad de Crecida, junto con personajes clásicos como Helena, Aquiles, Héctor o Ulises. En ella se enfrentan los ideales amorosos y caballerescos con la dura realidad, y este contraste sirve a Shakespeare para desmitificar a los héroes y las glorias bélicas, cuestionar las verdades absolutas, relativizar los valores y revelar, du un modo casi existencialista, los límites de las aspiraciones humanas. Más que ningún otro drama de Shakespeare, Troilo y Crésida es un descubrimiento del siglo XX, pues las realidades que expones y satiriza han sabido hablarle en nuestro tiempo a un público que está de vuelta de héroes, guerras e ilusiones infundadas.
William Shakespeare fue un dramaturgo y poeta inglés, considerado uno de los más grandes escritores de todos los tiempos. Hijo de un comerciante de lanas, se casó muy joven con una mujer mayor que él, Anne Hathaway. Se trasladó a Londres, donde adquirió fama y popularidad en su trabajo; primero bajo la protección del conde de Southampton, y más adelante en la compañía de teatro de la que él mismo fue copropietario, Lord Chamberlain's Men, que más tarde se llamó King's Men, cuando Jacobo I la tomó bajo su mecenazgo.
Su obra es un compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma humana, donde destaca la fantasía y el sentido poético de sus comedias, y el detalle realista y el tratamiento de los personajes en sus grandes tragedias. De entre sus títulos destacan Hamlet, Romeo y Julieta, Otelo, El rey Lear, El sueño de una noche de verano, Antonio y Cleopatra, Julio César y La tempestad.
Shakespeare ocupa una posición única en el mundo, pues sus obras siguen siendo leídas e interpretadas en todo el mundo.