El autor es un poeta de profunda reflexión filosófica como así muestran los versos de este segundo poemario publicado, que quieren encontrar acomodo entre las grietas y los intersticios del paisaje mental plasmado en el texto. Esta obra repasa en esas oquedades azarosas los estados de ánimo de una voz que fluctúa entre el irracionalismo y el estilismo conceptista, explorando cadencias y ritmos para apresar trances inusuales, aprovechando un tono -áspero unas veces, sutil y doliente otras- que, bajo el persistente silbido de la barbarie cotidiana, se ríe de los solemnes protocolos de un mundo en quiebra.