En los orígenes de la institución en donde se incardina el órgano judicial cuyas decisiones y resoluciones serán objeto de estudio y comentario en el libro que el lector tiene entre sus manos, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se encuentra la idea de crear un foro de dialogo, defensa y extension de los valores propugnados en la Europa que se construye tras la Nemesis de la Segunda Guerra Mundial. La vision que algunos estadistas tuvieron de que solo un proyecto pan-europeo evitaria la destruccion, proxima a la aniquilacion, de los dos estallidos belicos acaecido en el siglo XX, efecto de los antagonismos y nacionalismos extremos de los viejos pueblos que habitan el Continente, necesitaba avanzar no solo en la union economica -en la union de los mercaderes- germen de la entonces Comunidad Economica del Carbon y del Acero y, mas adelante, Comunidad Economica Europea.Tambien era imprescindible complementar esta con pasos decisivos hacia la union politica y axiologica. Como cimiento de un nuevo espiritu basado en el liberalismo democratico, y seña de identidad frente a los paises del otro lado, los regimenes comunistas del este. Esta vision de lo que, con el tiempo, cristalizo en el Consejo de Europa estaba presente en la mente de politicos como, por ejemplo, Winston Churchill. En una carta que escribio en 1942 a su Ministro de Asuntos Exteriores, Anthony Eden, prefiguraba las dificiles relaciones con los vecinos de mas alla del telon de acero y señalaba, a tal fin, los fines y propositos que habria de cumplir la futura institucion pan-europea: Debo admitir que mis pensamientos se fundamentan principalmente en Europa, en el resurgimiento de la gloria de Europa, seria una catastrofe de proporciones inconmensurables que el bolchevismo ruso borrara la cultura y la independencia de los antiguos Estados europeos. Por dificil que hoy resulte decirlo, confio que la familia europea pueda actuar unida, como una unica entidad, bajo la presidencia de un Consejo de Europa.Acabada la contienda, en el Congreso del Movimiento para la Unidad Europea celebrado en La Haya en mayo de 1948 se creo el Consejo de Europa con una finalidad ciertamente modesta: servir de foro para el dialogo. Este se inauguro al año siguiente en la ciudad donde encontraria su sede definitiva, Estrasburgo. En agosto de 1949 se reunieron en la bella ciudad alsaciana delegados de Gran Bretaña, Francia, los paises del Benelux, Italia, Suecia, Dinamarca y Noruega. En noviembre de 1950 el recien creado Consejo de Europa promulgo el texto que condensa gran parte de los quehaceres de la institucion y, a su vez, es seña de identidad expresiva de los valores de la nueva Europa: el Convenio Europeo de Derechos Humanos. La originalidad de la proclamacion en torno a la cual se reinventara y estructurara el propio Consejo no versa tanto en los derechos humanos incluidos como en la creacion de un orden jurisdiccional, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ante el cual las personas fisicas o juridicas de los Estados miembros del Consejo y que se sometan a su jurisdiccion pudieran reclamar la violacion de los derechos mencionados.
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