Henry Fielding (Tom Jones), Laurence Sterne (Tristram Shandy), y Tobias Smollet son los tres máximos representantes de la novela picaresca inglesa del siglo XVIII. Bien conocidos de los lectores de habla española los dos primeros, no existia hasta ahora en el mercado en lengua castellana ninguna traduccion de Smollet, una ausencia incomprensible que se subsana ahora con la publicacion de Las aventuras de Roderick Random.Tobias Smollet nacio en Dalquhurn, Escocia, en 1721, en el seno de una familia en la que abundaban militares y abogados. A los catorce años se traslado a Glasgow, donde primero fue aprendiz de un cirujano y luego estudiante de medicina en la universidad. Sin embargo, y con solo diecinueve años, se traslado a Londres, donde trato que se representara su tragedia El regicida, empeño que se saldo con un absoluto fracaso. Hundido en la miseria, se alisto en la marina de guerra como cirujano, participando, entre otras muchas aventuras, en el frustrado intento de toma de Cartagena de Indias. Vivio en Jamaica hasta 1744, año en que regreso a Londres para perseverar en su intento de que se representara El regicida, cosa que no consiguio. Sin embargo, cuatro años mas tarde publico Las aventuras de Roderick Random, que constituyo un gran exito. Animado por este, se dedico de pleno a la literatura, dando a la luz, entre otras obras, a The adventures of Peregrine Pickle y The Expedition of Humphry Clinker. Su traduccion del Quijote, al decir de los expertos, conservo el tono ironico y la agudeza del original. Sus libros le proporcionaron un bienestar economico que le permitio hacer largos viajes por Francia e Italia, donde fallecio, en Livorno, en 1771.Las aventuras de Roderick Random es una novela picaresca chispeante y de marcado caracter autobiografico. En ella, el retrato que se hace de la vida marina es de una dureza sin paliativos, pero tanto lo que sucede en el mar como lo que acontece en tierra constituye una radiografia apasionante y esclarecedora de la sociedad de su tiempo, en la que el engaño, la caza de esposas adineradas o la arbitrariedad de la justicia eran moneda corriente.
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