''Habanidad de habanidades, todo es habanidad. La Habana es una fijación en mí mientras ella nunca fue mi movimiento perpetuo. Dos desmadres tengo yo, la ciudad y la noche.'' Esta cita de Guillermo Cabrera Infante, que ha servido para dar titulo a este volumen, evoca algunos de los elementos fundamentales sobre los que se articulan los dos libros principales, publicados en vida, del autor cubano. Tres tristes tigres y La Habana sobre un infante difunto constituyen dos hitos en la literatura en español del siglo xx. El critico Emir Rodriguez Monegal escribio, a proposito de Tres tristes tigres, que el lenguaje era la realidad ultima de la novela. Lo mismo podria decirse de La Habana para un infante difunto. Ambas son obras donde el texto escrito, en ese cubano que es ya de por si una creacion del autor, esta repleto de juegos de palabras que llevan el significado hasta sus ultimas consecuencias, casi siempre presididas por el humor. Que mejor definicion que la que daba el propio autor cuando definia Tres tristes tigres como ''una galeria de voces'', mientras que declaraba que La Habana para un infante difunto era ''un museo de mujeres, con el narrador de guia completando cada boceto, detallando cada dibujo, exhibiendo cada cuadro carnal hasta hacerlos tableaux vivants''. Admirable cronista siempre de la ciudad, Cabrera Infante se convierte en Tres tristes tigres en un enorme creador de personajes (quien no recordara a Bustrofedon, a Arsenio Cue, la Estrella, a Silvestre, a Codac, a Cuba Venegas) y en La Habana en un retratista de mujeres excepcional. En sus respectivos generos, las dos obras se constituyen en una educacion erotica que alcanza dimensiones alcanza dimensiones parecidas a la educacion sentimental flaubertiana.''Habanidad de habanidades, todo es habanidad. La Habana es una fijación en mí mientras ella nunca fue mi movimiento perpetuo. Dos desmadres tengo yo, la ciudad y la noche.'' Esta cita de Guillermo Cabrera Infante, que ha servido para dar titulo a este volumen, evoca algunos de los elementos fundamentales sobre los que se articulan los dos libros principales, publicados en vida, del autor cubano. Tres tristes tigres y La Habana sobre un infante difunto constituyen dos hitos en la literatura en español del siglo xx. El critico Emir Rodriguez Monegal escribio, a proposito de Tres tristes tigres, que el lenguaje era la realidad ultima de la novela. Lo mismo podria decirse de La Habana para un infante difunto. Ambas son obras donde el texto escrito, en ese cubano que es ya de por si una creacion del autor, esta repleto de juegos de palabras que llevan el significado hasta sus ultimas consecuencias, casi siempre presididas por el humor. Que mejor definicion que la que daba el propio autor cuando definia Tres tristes tigres como ''una galeria de voces'', mientras que declaraba que La Habana para un infante difunto era ''un museo de mujeres, con el narrador de guia completando cada boceto, detallando cada dibujo, exhibiendo cada cuadro carnal hasta hacerlos tableaux vivants''. Admirable cronista siempre de la ciudad, Cabrera Infante se convierte en Tres tristes tigres en un enorme creador de personajes (quien no recordara a Bustrofedon, a Arsenio Cue, la Estrella, a Silvestre, a Codac, a Cuba Venegas) y en La Habana en un retratista de mujeres excepcional. En sus respectivos generos, las dos obras se constituyen en una educacion erotica que alcanza dimensiones alcanza dimensiones parecidas a la educacion sentimental flaubertiana.
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