Memorial dado a los profesores de pintura. Pedro Calderón de la BarcaFragmento de la obraEn la villa de Madrid, a 8 de julio de 1677 años, la parte de los profesores del arte de la pintura de esta corte, para mas probanza de lo articulado en su "Interrogatorio", presentaron por testigo a don Pedro Calderon de la Barca, estando en esta corte, caballero del Orden de Santiago, capellan de honor de su majestad y de la Real Capilla de los Señores Reyes Nuevos de la Santa Iglesia de Toledo, y a la segunda pregunta dijo: que por la natural inclinacion que siempre tuvo a la pintura, solicito saber lo que de ella habian sentido los antiguos escritores, que la admiraron de mas cerca; y como para entrar en el conocimiento de cualquiera supuesto es la primera puerta su definicion, hallo que la mas significativa era ser la pintura un casi remedo de las obras de Dios y emulacion de la naturaleza, pues no crio el poder cosa que ella no imite, ni engendro la Providencia cosa que no retrate; y dejando para adelante el humano milagro de que en un lisa tabla representen sus primores, con los claros y oscuros de sus sombras y luces, lo concavo y lo llano, lo cercano y lo distante, lo aspero y lo leve, lo fertil y lo inculto, lo fluctuoso y lo sereno, hizo segundo reparo en que trascendiendo sus relieves de lo visible a no visible, no contenta con sacar parecida la exterior superficie de todo el universo, elevo sus diseños a la interior pasion del animo; pues en la posicion de las facciones del hombre (racional mundo pequeño) llego su destreza aun a copiarle el alma, significando en la variedad de sus semblantes ya lo severo, ya lo apacible, ya lo risueño, ya lo lastimado, ya lo iracundo, ya lo compasivo; de suerte que, retratado en el rostro, el corazon nos demuestra en sus afectos, aun mas parecido el corazon que el rostro.
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