El capón es uno de esos animales que han tenido la desgracia de caer en manos de la parte más desaprensiva del know how (saber cómo) gastronómico: la que, por mor de inconfesables placeres de nuestra boca, ojos y narices, lleva a someterlos a refinadas torturas fisicas y psicologicas: en este caso, la castracion, la ceba y el confinamiento. Pero no se llega a tales extremos meramente por maldad o por una gula desmedida combinada con una patologica debilidad, sino a traves de la sofisticacion cultural que empiezan a desplegar los romanos del Imperio. A lo largo del tiempo, diversas artes selectivas y tecnicas han conducido a que un vulgar pollo se convierta en un esplendido capon, el rey de los platos, el plato de los reyes, como gustaba decir Pio IX, al que seria dificil acusar de crueldad. En nuestro pais, fueron los gallegos, y mas especificamente los vilalbenses, los que desarrollaron esta sofisticada alquimia que convierte en otro oro liquido las delicadas grasas del capon: la Feira del Capon de Vilalba, que se celebra todos los años poco antes de Navidad (el 21 de diciembre), reune a miles de personas y dueños de restaurantes dispuestos a conseguir los mejores ejemplares del ya celebre capon de la raza de San Xiao de Mos. Matilde Felpeto, despues de un somero repaso historico, literario y gastronomico sobre el uso y el trato que con el hemos tenido, se adentra en un vertiginoso mundo de recetas (mas de cincuenta) en las que cabe de todo: desde nada, el capon en si, hasta las manzanas, el membrillo, las langostas, el repollo, las castañas y un largo etcetera, en el que no pueden faltar los nombres de algunos ilustres comedores de capon, como Cunqueiro, Fraga o Pardo Bazan. Resulta dificil, despues de leer esta obra, no empezar a preparar el viaje que nos lleve a la Terra Cha y, mas en concreto, a su capital, Vilalba.
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